¿Aula 2.0, simplemente una etiqueta?


        Nada ni nadie puede negar la gran influencia y presencia de la tecnología en nuestras vidas y de la inminente necesidad de aprender y enseñar a utilizarla para poder resolver las diferentes situaciones que nos presenta la vida. Es la escuela quien enseña principalmente esa competencia, la del Tratamiento de la Información y Competencia Digital. Con todo este avance, la escuela no puede permitirse "quedarse atrás" y hace lo posible por actualizar la enseñanza mediante la introducción de recursos digitales como pueden ser ordenadores o las conocidas pizarras digitales. Sin embargo, si a lo que atendemos es únicamente a la provisión de estos recursos tecnológicos y olvidamos que esa actualización también se debe dar en la didáctica en general simplemente enseñamos con otro formato. De manera que es el docente quien sigue siendo quien tiene esa competencia digital y no la comparte, no la enseña.  O lo que a fin de cuentas es lo mismo, puede darse el caso de que el docente carezca de dicha competencia y no tenga interés en apostar por ella.

        Paradójicamente, presumimos de los avances tecnológicos que en este siglo hemos conseguido y al mismo tiempo los dejamos de lado. La educación es la base de la sociedad y es la que marca las pautas. Si las pautas indican que los niños han de saber observar cómo el docente usa el ordenador, esos niños crecerán y serán futuros ciudadanos analfabetos digitalmente en una sociedad que demanda saber utilizar la tecnología para desenvolverse en el día a día. Por mucho tiempo que pase y por mucho que avancemos tecnológicamente, los niños deben ser los protagonistas de su aprendizaje tal como ya defendían los principios constructivistas. El objetivo del constructivismo es la construcción del aprendizaje activa y esto se debe aplicar a todos los campos del saber. La escuela se puede equivocar, pero una vez sabe cuál es el camino a seguir tiene que coger fuerzas y avanzar porque la sociedad lo necesita.

       Sin embargo, muchas escuelas no apuestan por esta iniciativa, pero se dan la libertad de introducir algunos elementos digitales para incluirse dentro del grupo de Aulas 2.0 cuando en verdad no lo merecen. Etiquetar es fácil, por eso tenemos que llevar cuidado y saber si nuestra aula o la de nuestros hijos realmente merece esa etiqueta.

     Para acabar, os mostramos a continuación dos vídeos que ilustran algunos aspectos que hemos comentado. Se trata de dos entrevistas: a una profesora de Sudamérica que nos explica su experiencia, aplicación y opinión de las TIC en el aula y a un profesor de Cieza que comparte su opinión sobre la necesidad de una educación que enseñe a dominar la competencia TICD. 

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